Ya no quiero estar triste.
Ya me niego
a esta certidumbre de pantano
siempre en los ojos siempre
este cenagal en la mirada
que no es llanto. No.
Es barro
que se mete en las pestañas
y se hunde sin remedio,
hasta el mismo lugar del corazón.
Yo no quiero estar triste.
Quiero sentarme al lado de mi verso.
Abrir la mano.
Liberar pájaros.
MARIANA FINOCHIETTO.
Temblor esencial
Hay una palabra que ignoro y me nombra, amordazada por siglos de conciencia: la expresión plural de mi singularidad. Hay una palabra violenta en mi sangre, rugiendo en silencios, y no la sé nombrar. Mariana Finochietto.
jueves, 18 de mayo de 2017
viernes, 3 de febrero de 2017
martes, 26 de julio de 2016
COMO BUENA MUJER
Como buena mujer
ordené
con minucioso fervor
las alacenas;
guardé la ropa
bien planchada
en los cajones;
tendí la ropa
a secar al sol.
Di vueltas
por la casa.
Sacudí el polvo
de mis libros,
alimenté a los perros,
encendí unas velas
de dudoso aroma
a limón.
Cerré las ventanas
cuando
cayó la tarde.
Miré,
con pudor,
la impecable
geometría de las sábanas.
Pensé en morir.
En mirar televisión.
En embriagarme
de vino, de poesía o de virtud.
Salí a la noche.
Y por una vez,
me dejé ser
una mala mujer.
MARIANA FINOCHIETTO.
Alguna vez
voy a perderle el miedo
a las palabras.
A las palabras de verdad,
ésas que raspan
la garganta
como los vinos malos.
Alguna vez,
me haré mujer
al borde de un poema.
Voy a escribir versos,
hasta entonces.
Toneladas de versos,
infinitos montones de versos
como estrellas en una noche oscura.
MARIANA FINOCHIETTO.
jueves, 5 de mayo de 2016
jueves, 31 de marzo de 2016
Y si me voy,
te lo dejo todo.
La loza limpia y seca,
la ropa
ordenada en los cajones,
los sueños
que escondimos
debajo de la alfombra.
Podés
quedarte con el perro,
con las sillas,
con los años
encerrados
en frascos
en las alacenas.
Me llevo
-¿para qué las querrías?-
las ganas de vivir
y una valija
llena de promesas.
MARIANA FINOCHIETTO.
te lo dejo todo.
La loza limpia y seca,
la ropa
ordenada en los cajones,
los sueños
que escondimos
debajo de la alfombra.
Podés
quedarte con el perro,
con las sillas,
con los años
encerrados
en frascos
en las alacenas.
Me llevo
-¿para qué las querrías?-
las ganas de vivir
y una valija
llena de promesas.
MARIANA FINOCHIETTO.
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