En tu nombre mis templos han ardido
como piras sacrílegas y vanas,
y en las sendas del alma, soberanas,
las sombras del ayer huellan olvido.
Porque tuve tu amor, y lo he perdido
en las tierras más crueles y lejanas,
es urgente nacer en las mañanas
con el frágil augurio del latido.
Despertar a los siglos sin tus brazos,
desnudando al azar de los ocasos
que convergen en mi, como gaviotas..
y en el altar del llanto, sordamente,
inmolar la memoria y la simiente
de mi sueño brotando en flores rotas.
MARIANA FINOCHIETTO.
Bellísimo! Reitero glorias!
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