martes, 26 de julio de 2016



COMO BUENA MUJER

Como buena mujer
ordené 
con minucioso fervor
las alacenas;
guardé la ropa 
bien planchada
en los cajones;
tendí la ropa
a secar al sol.

Di vueltas
por la casa.
Sacudí el polvo
de mis libros,
alimenté a los perros,
encendí unas velas
de dudoso aroma
a limón.

Cerré las ventanas
cuando
cayó la tarde.
Miré,
con pudor,
la impecable
geometría de las sábanas.

Pensé en morir.
En mirar televisión.
En embriagarme
de vino, de poesía o de virtud.
Salí a la noche.
Y por una vez,
me dejé ser
una mala mujer.


MARIANA FINOCHIETTO.






Alguna vez
voy a perderle el miedo
a las palabras.
A las palabras de verdad,
ésas que raspan
la garganta 
como los vinos malos.
Alguna vez, 
me haré mujer 
al borde de un poema.

Voy a escribir versos, 
hasta entonces.
Toneladas de versos, 
infinitos montones de versos
como estrellas en una noche oscura.

MARIANA FINOCHIETTO.